Autora: Laura Hidalgo. Responsable Dpt. de Documentación en Derecho.com
Hoy en día, a la hora de escoger un producto nos enfrentamos a una gran variedad de opciones, muy similares entre sí, y con numerosos canales para conseguirlos. A menudo adquirimos aquello que ya conocemos, simplemente porque somos capaces de identificar una marca con diversos productos; otras veces nos decidimos por aquello que satisface nuestras necesidades rápidamente, y en ocasiones la fidelidad a una marca nos hace escoger sin plantearnos más opciones. La visión del cliente es ahora más inquisitiva y por esta razón las empresas necesitan aprender a gestionar su marca.
¿Cómo distinguirse de la competencia?
En el desarrollo de una marca no sólo interviene la inversión publicitaria o la calidad del producto. Una vez tenemos la marca registrada, ésta es también representada por cada actuación que la organización, o empresa, realiza. Por esta razón, los trabajadores de una empresa son parte fundamental del éxito de una marca.
¿Cómo se fabrica una marca?
Según lo explicado, la construcción de una marca se consigue a través de publicidad y del Servicio de Atención al Cliente como vínculo entre clientes y empresa. En la interactuación entre cliente y trabajador es donde se reflejan los valores de la empresa y la calidad del producto o marca.
Una buena campaña publicitaria puede lanzar a una marca a ser popular y estar en boca de todos, pero lo que hace que esa marca permanezca en la cresta de la ola a lo largo del tiempo es la capacidad de unir los valores humanos de la empresa, transmitidos a través de los trabajadores, la calidad del producto y la experiencia del cliente.
El factor humano
El factor humano consigue que se cree una comunidad compuesta por marca, trabajadores y clientes que sin duda conseguirá buenos resultados en el posicionamiento de dicha marca en el mercado y la ayudará a distinguirse de la competencia. Conseguir que una marca impacte en la vida de las personas pasa por convertirla en algo real, una marca que esté preocupada por el entorno, o las cuestiones sociales en las que se mueve, una marca tangible, humana, con trabajadores comprometidos que son en definitiva el motor de la empresa.
Pensemos en la huella que deja nuestra marca en la vida cotidiana de las personas, y comencemos a forjar el éxito.
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