en Empresa y Gestión

La sucesión de la empresa mediante el capital riesgo.

Àngels Roqueta Rodríguez. Economista, Auditora y Abogada. Directora de SUMA CAPITAL Private Equity.


Si hacemos una búsqueda en la literatura empresarial encontramos que la mayor parte de los artículos, libros y seminarios clasifican nuestras empresas en dos grandes grupos según la característica principal que quiera destacarse. Si el análisis se basa en el tamaño de la empresa, en el sentido de volumen de ventas, número de empleados, activos, etc nos encontramos que más del 90% del tejido empresarial de nuestro entorno se puede clasificar bajo el gran paraguas que significa el término ?pyme?. Si por el contrario destacamos como característica principal la propiedad de la empresa, la clasificación nos lleva a que un porcentaje casi tan elevado como el anterior puede denominarse ?empresa familiar?.

Para las ?pymes? su reto es ganar tamaño ya que ello les permite acceder a nuevos mercados, tanto desde un punto de vista de exportar sus productos como desde la competitividad que supone producir en países con unos costes salariales menores y por tanto aumentar su competitividad para estar en igualdad de condiciones con las empresas multinacionales que basan su estrategia de crecimiento en gestionar una gran cantidad de recursos globalizados.

En el caso de las empresas denominadas familiares su reto es la convivencia y la sucesión de los propietarios y para ello se establecen protocolos familiares, estatutos sociales adaptados a la situación, capitulaciones matrimoniales, cláusulas testamentarias, etc en aras a la supervivencia de la empresa.

La realidad del día a día nos lleva a destacar algunas empresas que superan estas dificultades y salen fortalecidas de esta situación, pero poco se sabe acerca de las que no consiguen superarlas y languidecen en la medida que su promotor va perdiendo fuerzas al frente de la compañía.

Hay numerosas empresas con una figura clave que reúne en sí mismo la cualidad de fundador, promotor, propietario y máximo gestor. En ellas, esta unidad bajo un mismo personaje supone una gran ventaja ya que no necesita de reuniones para coordinar responsabilidades ni grandes informes para transmitir las estrategias e información de la compañía. Pero esta misma ventaja inicial se vuelve desventaja a medida que avanza la edad en los casos en que no se da un relevo generacional de carácter familiar o profesional.

No es tarea fácil que un empresario que ha conseguido levantar su empresa de la nada, al tener una edad avanzada, pueda delegar sus funciones en otras personas que hasta aquel momento habían sido sus empleados. Tampoco le es fácil motivar a sus hijos a fin de que estos hagan suyo el ?proyecto personal? de su padre ya que tienen sus propias motivaciones, ambiciones y habilidades.

Para las empresas de mayor tamaño estas dificultades son de menor calado ya que son predecibles en el tiempo, se conoce en gran medida cuando se producirá la jubilación del alto cargo y además en los años precedentes los posibles candidatos se han preparado en lo que consideran la promoción profesional de su carrera.

Una posibilidad hasta ahora poco explorada y que a mi entender tiene un gran futuro es la simbiosis entre la sucesión empresarial y las entidades de capital riesgo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que bajo la denominación de capital riesgo se engloban operadores muy diversos, con finalidades y procedimientos de decisión distintos:

1) Grandes ?players? de capital riesgo que se dedican a grandes operaciones cuyo mínimo es varias decenas de millones de euros y por tanto la mayoría de empresas quedan al margen de su actuación. Sus recursos suelen cuantiosos fondos de carácter internacional y sus órganos de decisión en ocasiones se sitúan en los grandes centros financieros mundiales. Estas entidades suelen hacer operaciones de carácter transnacional.
2) Capital riesgo público o semipúblico que se enmarcan en centros de carácter tecnológico, de innovación o en el ámbito universitario. Estas entidades buscan invertir en empresas con un alto componente de investigación como biotecnología, ingeniería, informática, etc. Suelen invertir un volumen muy pequeño de recursos que en ocasiones no alcanza el medio millón de euros.
3) Entidades de capital riesgo que centran sus operaciones en el campo de las pequeñas y medianas empresas y cuyos fondos tienen carácter privado. Estos recursos pueden provenir de inversores privados que tienen sus ahorros diversificados entre el sector inmobiliario y los fondos de inversión en empresas cotizadas y que vislumbran el capital riesgo como una nueva oportunidad de inversión.

Estas últimas son las que favorecen la sucesión accionarial y por tanto la continuidad de las empresas mediante dos tipos de operaciones: la sucesión por parte de los directivos de la compañía, llamadas operaciones de MBO?s o bien la fusión de dos entidades llamadas operaciones de BUILD-UP

a) Operaciones de MBO, en un sentido amplio, son aquellas mediante las cuales el empresario vende sus acciones a los directivos de la compañía. Estas operaciones solucionan problemas y aportan ventajas a todos los intervinientes.

a. El empresario, después de muchos años de sacrificio personal al frente de la compañía, puede obtener unas importantes plusvalías por la venta de sus acciones y además en muchos casos durante un cierto tiempo podrá mantenerse activo colaborando en como asesor o como consejero de la sociedad.
b. Los directivos que hasta la fecha únicamente eran asalariados de la empresa pasan a tener un porcentaje de acciones y además unas razonables expectativas de obtener beneficios importantes en un horizonte temporal no muy lejano, y ello mediante acciones liberadas, ratchets, stock options, etc.
c. La plantilla laboral, los proveedores, los clientes, y todos los implicados en la empresa ven más afianzado su futuro en la medida que se evita languidecer al son del antiguo promotor
d. Para la entidad de capital riesgo es una buena oportunidad de invertir en una empresa con proyección y con un equipo directivo motivado y que en ocasiones complementa con otros directivos o con personas de la propia entidad que colaboran en el desarrollo futuro del proyecto.
e. La sociedad consigue una transición y consolidación de una situación que hasta cierto punto suponía un interrogante en cuanto a la continuidad de la empresa.

b) Operaciones de BUILD UP, en las que una empresa consigue ganar tamaño mediante la adquisición de otra compañía. La empresa adquirida puede ser competidora con un ámbito geográfico distinto o puede ser una relacion vertical cliente-proveedor. En ambos casos las ventajas que obtienen las partes son claras:

a. La empresa compradora, mediante la adquisición, conseguirá doblar o triplicar su tamaño y ello puede reportarle sinergias como: penetrar en un mercado geográfico que de otra forma le costaría años, tener poder de compra frente a proveedores, reducir el coste de estructura respecto a las ventas con la mejora de márgenes, realizar actividades de I+D que de otra forma le sería imposible etc.
b. El empresario vendedor podrá retirarse de la gestión directa de la compañía y hacer líquido el valor de su empresa que de otra forma podría deteriorarse con el paso de los años si pierde cuota de mercado o se envejece sin un equipo que de continuidad a la empresa.
c. La entidad de capital riesgo no tan sólo aporta a la empresa compradora los recursos financieros que le permiten la adquisición sino que además le ayuda en todo el complejo proceso que supone la adquisición de una empresa y además en el importante período de integración posterior de ambas compañías.
d. La sociedad consolida una compañía que tendrá mayor solidez para afrontar los retos que supone la globalización económica de los mercados.

Un factor determinante para que existan estas operaciones son las entidades que centran su actividad en capital-expansión y que aportan no sólo financiación sino experiencia y conocimientos en estos complejos procesos. Para éstas se augura un importante crecimiento ya que confluyen los siguientes factores de éxito:

– Inversores, tanto los que quieren diversificar sus ahorros entre inversión inmobiliaria, bolsa y otras posibles alternativas, como los que además quieren tener cierto protagonismo en cuanto a decisiones estratégicas en las empresas.
– Empresarios que quieren vender antes de que su empresa entre una fase de declive y empresarios que quieren comprar y que ven esta estrategia como una posibilidad realizable al conseguir una financiación a largo plazo para este tipo de operaciones
– Entidades de capital riesgo que no tan sólo aportan los fondos necesarios para financiar las operaciones sino que están formados por equipos multidisciplinares que aportan sus conocimientos específicos en fusiones, adquisiciones e integración de compañías.
– Entidades financieras que ante la disminución de los tipos de interés de las operaciones de activo pueden canalizar recursos con unos márgenes varios puntos por encima del euribor.
– Asesores financieros canalizadores de operaciones cuyos emolumentos se cuantifican y devengan en el momento de cerrar la operación y por tanto interesados en su culminación.

Además de los elementos anteriores, el sector del capital riesgo se ve potenciado por otros dos importantes aspectos. El primero son las ventajas fiscales, ya que los fondos de capital riesgo tienen una deducción del 99% en el impuesto sobre sociedades por las plusvalías obtenidas en la compra venta de acciones. Otro posible incentivo será la nueva ley de capital riesgo, actualmente en trámite en el Senado, que facilitará y agilizará la creación y gestión de estos fondos.

Ahora bien, el aspecto esencial y crucial para el buen fin de estas operaciones es que los profesionales de capital riesgo tengan una alta calificación técnica, experiencia y que tramiten estos procesos con excelencia en cuanto a las formas. Hay que tener presente que el riesgo no solamente está en el inversor sino también en el empresario que vende su empresa y cuyo proceso debe ser llevado con la máxima discreción y profesionalidad para que su empresa no se vea perjudicada por el proceso. Y asimismo para la empresa compradora, el riesgo es hacer una evaluación muy precisa y afinada de los recursos humanos que necesita para un proceso de integración o fusión de dos compañías con la necesaria motivación de todas las personas que trabajan en las empresas y cuya colaboración es imprescindible.

Àngels Roqueta
aroqueta@sumacapital.es